2 diciembre 2021
Es normal que muchas personas, cuando piensan en la boca, sea capaces de reconocer alguna de sus partes: ya sea labios, lengua, paladar, dientes, o las partes de un diente….
Pero, es inusual que conozcan con detalle la anatomía bucodental, nombrando cada una de sus partes.
Es por eso que en el artículo de hoy nos vamos a centrar en el diente y sus partes, más que nada porque tienen un rol vital en nuestra alimentación, y cada una de ellas tiene una función principal.
Pero previo a explicar las partes de un diente, queremos aclarar qué son exactamente, los tipos de diente que hay y cuáles son sus principales características.
Tipos de diente
Los dientes son estructuras unidas al maxilar a través del periodonto y erupcionan a través de la encía.
Normalmente nos referimos a estas piezas con el nombre genérico de “dientes”, no obstante, cada uno de ellos tiene un nombre y una función concreta.
Y es por eso que, debido a que cada diente tiene una misión dentro de nuestra boca, su forma y tamaño varía.
La dentadura se agrupa en:
- Incisivos: Son los cuatro dientes frontales que más se ven
- Caninos: importante papel en la trituración de alimentos
- Premolares: su función esencial es ayudar a la digestión e ingesta de comida a través del masticado.
- Molares: tienen un papel más activo en el proceso de masticación.
Las partes de un diente
Una vez familiarizados con los tipos de dientes que tenemos en la boca, la clasificación por nombre y sus principales características, pasaremos a explicar la anatomía dental (o partes de un diente).
La estructura de un diente está compuesta por dos partes: una visible y otra invisible. En primer lugar, la parte “invisible” queda oculta en el interior del periodonto está formado por el cuello y la raíz, mientras que la visible está compuesta por la corona.
La corona dental
Es la parte del diente que nos permite llevar a cabo las funciones de masticación de los alimentos. Además, son los que conforman la dentadura de la persona, y dependiendo de la forma (tipo de diente) tendrá una u otra función.
Dentro de la corona podemos distinguir dos partes: la cúspide -la zona más alta- y el surco -la zona media-.
El cuello o zona cervical
Es la parte que supone la unión entre la corona y la raíz, podemos encontrarla en el borde de la encía. Esta sección del diente requiere de una especial higiene rutinaria, debido a que tiende a acumular bacterias que pueden provocar caries o infecciones.
La raíz
Es la encargada de soportar el diente y se encuentra en el interior del maxilar. Según el tipo de diente tendrá más o menos raíces, por ejemplo, en los incisivos y caninos hay una, mientras que los premolares y molares tienen varias.
La raíz está unida a la corona a través del cuello y también del ligamento periodontal y está rodeada por el cemento. Este ligamento periodontal es una parte clave para la correcta sujeción del diente, y además lo protege de traumatismos externos.
Esmalte
El esmalte dental tiene la función de proteger la corona, y lo logra debido a que es el tejido más duro y resistente de todo el cuerpo humano. Gracias a esta defensa, el diente está protegido de agentes patógenos y bacterias, aunque el esmalte puede sufrir desgaste por el paso del tiempo.
Dentina
La dentina es la capa localizada por debajo del esmalte. Al igual que la anterior, también está formada por un material muy resistente y aporta el color de la corona. Por sus propiedades elásticas, la dentina es capaz de proteger al diente de golpes y traumatismos.
Encías
Es una de las partes que forman las estructuras que soportan el diente. Este tejido periodontal es una mucosa bucal que rodea el cuello dental y cubre el hueso.
Es importante llevar un cuidado con las encías porque la acumulación de bacterias puede generar enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis.
Una técnica de cepillado incorrecta también puede afectar negativamente a la encía.
Pulpa
Conocido comúnmente como nervio, la pulpa es un tejido que en el que se encuentran los vasos sanguíneos del diente
La pulpa tiene la función de enviar una señal sensorial en el caso de que el diente haya sufrido algún daño, pero también es la encargada de formar la dentina y nutrir la pieza dental.
Es una parte del diente muy sensible. Si la estructura dentaria se ve perjudicada, la pulpa puede también verse afectada.